«¿Comemos mejor?«, es una de las preguntas que cada vez más nos hacemos. Ya no solo por estética, los hábitos de consumo de alimentos están cambiando y la tendencia hacia una alimentación más saludables está en plena expansión.
Cada 16 de octubre desde 1979 se celebra el «Día Mundial de la Alimentación«. La fecha fue promovida por la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en aquel año.
La alimentación no se vincula solo al acto de ingerir alimentos. Tienen que ver con toda la cadena, con el proceso entero de la producción, distribución y consumo. Promover a los productores locales, consumir sus productos, no solo nos permite comer más fresco y más sano, sino que reactiva y potencia las economías locales y regionales.
Es necesario comprender que lo que comemos nos afecta. Comprometernos con lo que comemos es una excelente forma para vivir sanos y extender nuestra expectativa de vida. Es indispensable para ello comenzar a hablar y educarnos en esta temática. Desde las escuelas, en las casas, hablar sobre la alimentación, sobre qué comemos, por qué lo comemos, a quién se lo compramos, de dónde viene.
Ya no solo se trata de una cuestión estética. El peso por la «figura» en sí misma, no parece ser el eje central de esta puesta al frente de la alimentación. De buena forma, parece que comenzamos a comprender que no se trata de la silueta sino de mantener un peso saludable, con una alimentación variada que nos permita vivir de una forma más saludable.
La hipertensión, la diabetes, el colesterol, los trigliséridos, son palabras que ya forman parte de nuestra vocabulario cotidiano. No porque nos volvimos más cultos, sino simplemente porque cada vez son más los afectados y nos sentimos obligados a charlar de eso. Y no son problemáticas para pasar por alto. Muy por el contrario. En sí mismos son un problema, pero además nos vuelven más vulnerables a desencadenar otros problemas de salud bastante complicados e incluso fatales.
El consumo excesivo de alcohol y el tabaco, también están vinculados. Aunque con el tabaco no lo parezca, pero la realidad es que existe gran cantidad de personas que sigue consumiéndolo de forma, aunque sea recreativa, como parte de su ritual de comida. Reducir el consumo, e incluso eliminar el tabaco, también nos ayuda a combatir estos factores y nos suma a una vida más sana previendo complicaciones futuras.
Inclusive la «popularización» de la enfermedad celíaca también nos demuestra que la alimentación cada vez juega un rol más importante en nuestra vida cotidiana. Ya no solo en la ingesta de comidas y bebidas, sino también en la salud, en las charlas con familias y amigos.
Para este Día Mundial de la Alimentación, les proponemos solo algunos consejos simples para mejorar nuestra alimentación:
- Aumentá el consumo de frutas y verduras. Preferentemente buscar las que están en estación ya que van a estar más frescas, en mejor estado y con el máximo esplendor de sus nutrientes. Cuando compres, elegí nuevas. Probá y sumá variedad. Consumí de toda la variedad de colores que te ofrezcan en tu zona. Las frutas y verduras tienen diferentes colores porque cuentan con distintas composiciones y variedades de nutrientes, antioxidantes, vitaminas y minerales. Consumí todos.
- Al consumir carnes acompañalas con gran cantidad de verduras. Al comerla, retirar la grasa visible que es grasa saturada (para nada buena). Elegir de preferencia carnes magras (sin grasas intramuscular, con poca o nada de grasa circundante), pescados (ricos en grasas insaturadas). En este punto, los hábitos de consumo de la carne están cambiando, mirá cómo evolucionó en Argentina en los últimos años en este artículo: ¿Cada vez comemos menos carne?.
- Evitá el consumo de aceites «cocidos». Por ejemplo, frituras. Pero también es bueno remarcar que si cocinamos algo en un sartén con aceite, ese aceite, al calentarse cambia de estado y se satura. Si te olvidaste la sartén sobre el fuego y comienza a humear y además cambia de color, es preferible descartarlo. En el caso de la manteca también, si se calienta demasiado se quema (pasando a un color oscuro) y es altamente perjudicial para la salud. Para cocinar es aconsejable usar aceites neutros como girasol o maíz que tiene un punto de fusión y de humo bastante altos, por lo que resisten altas temperaturas antes de desnaturalizarse por completo.
- Los aceites crudos son ricos en nutrientes y grasas insaturadas. El aceite de oliva, canola, girasol, nuez, son ricos en omega 9 (grasas insaturadas muy buenas para el organismo). Así que aprovechalos y agregalos en el plato a una ensalada, al arroz o a los fideos, o a lo que quieras.
- Reducí el consumo de harinas. Elegí las integrales que tienen alto contenido de fibra a diferencia de las más refinadas que solamente están cargadas de almidones (hidratos de carbono bastante pesados para digerir). Probá también harinas menos convencionales como la de arroz, mandioca, avena y más. Evitár comprar pan siempre es un buen recurso para no tentarnos a comer de más en las comidas.
- Incorporá más legumbres a tu dieta. Son ricos en nutrientes. Tienen alta concentración de hidratos de carbono, especialmente fibras que son muy buenas para nuestra alimentación, y minerales (como hierro, magnesio). Si no sabés cómo cocinarlos o te interesa aprender un poco más sobre este grupo te recomendamos entrar a nuestro artículo: Consejos y trucos para cocinar Legumbres.
- Combiná legumbres y cerelaes. Si bien las proteínas animales son las únicas que tienen los 8 aminoácidos juntos que nuestro cuerpo necesita, combinar legumbres (porotos, lentejas, garbanzos) con cereales (arroz, cebada, avena, y podemos incorporar también la quinoa) nos permite incorporar cadenas de proteínas bastante parecidas y completas a las de la carne.
- Reducí el consumo de sal y azúcar. Los alimentos tienen una cantidad de sodio al que nuestro cuerpo necesita y está preparo para procesar, el problema es todo el sodio extra que sumamos a la hora de preparar y comer nuestros alimentos. El azúcar por su parte si bien es necesaria porque es una fuente energética para nuestro cuerpo, en exceso también es perjuducial. Es bueno también reemplazar el azúcar refinada por azúcares integrales, morenas, o por otro tipo de endulzantes más naturales como la stevia.
- Elegí quesos con poco contenido graso, de preferencia de pasta dura. Siempre es preferible menos queso de mejor calidad, que mucho de uno de poca calidad. Los quesos de poca calidad suelen tener más aditivos para acelerar los procesos de producción.
- Consumí mucha agua. Durante todo el día. Evitá las gaseosas y otras bebidas procesadas. Elegí siempre el agua por sobre el resto y consumí al menos 2 litros por día. No tiene que ser de golpe, por el contrario, podés consumirla a lo largo del día en vasos. No esperes a tener sed para tomar agua, tomá agua ahora.
- No saltees comidas. Comer menos más seguido te va a permitir incorporar todos los nutrientes que necesitás, sin sentir hambre y evitando los atracones por desesperación agarrando lo primero que encontrás (en ese caso siempre priorizá tomar agua y comer alguna fruta).
- Cociná más seguido. Cocinar siempre nos acerca más a los productos y nos involucra en conocer lo que comemos. Aprendiendo a combinar no solo sabores sino nutrientes y logrando una alimentación más comprometida y saludable.
La actividad física no es integrante en sí de la alimentación pero nos permite procesar lo que comemos de una mejor forma y hace que nuestro cuerpo entero funcione mucho mejor. Con lo cual, siempre es una medida para tener en cuenta e incorporar a nuestros hábitos cotidianos. No es necesario que vayas a un gimnasio. Caminar al trabajo o en la vuelta a casa, salir a pasear o de compras sin auto, incorporar la bicicleta como medio de transporte, o simplemente salir a correr o caminar.
Si te interesa obtener más información sobre esta fecha y datos sobre consumo de alimentos a nivel mundial, te recomendamos ingresar a la página oficial del Día Mundial de la Alimentación de la FAO ingresando a este link.
¿Cómo es tu alimentación? Contanos cuáles son tus hábitos de alimentación y en qué aspectos creés que podés mejorarla.