Mis papás me pusieron Facundo Daniel Tula por nombre un lunes de noviembre de 1988 cuando nací en Buenos Aires (Argentina). Si bien soy porteño de nacimiento, viví y crecí en la ciudad de Lanús. Pero de alguna forma, las vueltas de la vida me hicieron volver a la Ciudad de Buenos Aires, donde ahora vivo.
Siempre me apasionó la gastronomía. Voy a ser honesto, me encanta comer. Pero también se despertó en mi desde pequeño una gran fascinación por cocinar. Disfruto de probar, disfruto de compartir, de entender, y explicar.
La comida es una de mis mayores pasiones. Aún recuerdo, a los 6 años, como daba mis primeros pasos en el fuego fritando milanesas o haciendo un puré de papas. Quizás porque era otra época, o porque la gastronomía no se consideraba “útil” como carrera como lo es hoy, no me formé ni dediqué al rubro.
Después de terminar el colegio, para la Universidad terminé optando por mi interés en las empresas, y me gradué como Contador Público en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Allí, muy a mi estilo, descubrí nuevos mundos y opciones y terminé dejando de lado un poco la contabilidad, los impuestos y la auditoría, para instalarme en el mundo del marketing.
Así, a los golpes, con más ganas que conocimiento y nunca dejando de estudiar, empecé a aprender sobre marketing digital. Una disciplina aún en expansión, que conocí en el momento oportuno ya que me permitió crecer a la par de su primer desarrollo y popularización. Con mucho apoyo de mi familia (en especial de mi aquella novia, ahora esposa) comencé Diacrítica Consultores, una agencia de marketing digital especializada en producción de contenidos y redes sociales.
Pero la pasión por la gastronomía nunca se perdió. Muy por el contrario, el fuego cada vez se enciende más. Cada nuevo sabor, cada combinación, cada plato, es una experiencia que amo disfrutar y también compartir. Y también en el trabajo, que me llevaron a, en el contexto de Diacrítica Consultores, lanzar COMER Marketing Gastronómico como un canal para conectar la gastronomía con el mundo del marketing digital.
Como para saldar una deuda, al terminar en la Universidad, comencé a estudiar gastronomía profesional en la Escuela de Arte Gastronómico (EAG, Argentina). No pensando en ser chef en un gran restaurante, sino más bien para poner certeza o corregir las cosas que investigué y aprendí durante tantos años de forma autodidacta.
Volviendo a la comida, si es casera, robusta, de “bodegón” o de “abuela” como le decimos en Argentina, es mi debilidad, pero nunca dejo la oportunidad de probar algo exótico, raro y desconocido.
Una buena pizza, alguna hamburguesa de esas que te matan, un cebiche bien fresco, un curry poderoso, sushi o una moqueca, locro pero también unas ricas empanadas, un asado que desborde la parrilla con un sin fin de achuras y carnes, cómo no una sopa, y pastas de todo tipo y forma, por solo nombrar algunas cosas que me encantan.
No como por hambre, como por pasión. Puedo pasar horas no solo hablando de comida, sino también comiendo. No importa si es muy simple o muy elaborado, si tiene dos ingredientes o 25 con varias técnicas combinadas.
En la niñez tenía algunos recelos, como lo agridulce, o lo picante… que con los años definitivamente perdí. Todavía me cuesta lo ahumado, pero estoy trabajando en eso. Ya sin objeciones, empecé a fascinarme por sabores que nunca creí que me podían gustar. (Te recomiendo hacer lo mismo).
Diario del Comer fusiona varias de mis pasiones. La gastronomía, por su puesto. Pero también la comunicación, escribir, compartir lo que sé. Me pone muy feliz que seas parte y compartas conmigo este viaje directo hacia los platos, ollas, sartenes, fuentes, o donde sea que esté la comida.
¡Buen provecho!
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